El “Hospital Civil Fray Antonio Alcalde” (HCFAA), está situado en el centro de la ciudad de Guadalajara. Este hospital atiende a un sin número de pacientes desde hace más de 200 años.
Para 1792, antes de que finalizara la construcción del Hospital, Fray Antonio consagró la Institución “A la Humanidad Doliente”, filosofía que hasta nuestros días guía la actividad médico asistencial de los nosocomios que ahora conforman el Hospital Civil de Guadalajara (HCG, 2006).
Por esta razón, este hospital atiende a
personas de escasos recursos o que no cuentan con servicio de Seguridad Social
e incluso que no tienen servicio de gastos médicos.
Si se conoce un poco el centro de
Guadalajara, se dará cuenta de las particularidades que existen en las calles
de ésta. Edificios viejos, plazas pequeñas pero acogedoras. Personas caminando
a lo largo de la historia de una de las ciudades más importantes de México.
Historia en muros y en árboles. Sin embargo, una de las zonas más interesantes
de la ciudad, es donde se ubica el Panteón de Belén. Caminar por esas calles no
es retroceder en el tiempo: es sumergirse en él.
La calle por la
que se extiende el panteón, es larga y casi siempre sombreada. En ese conjunto
arquitectónico de la ciudad, se encuentra el Hospital Civil Fray Antonio
Alcalde: tan viejo como servicial. De su arquitectura original queda mucho.
Pasillos largos y fríos, donde ni las señales de la tecnología alcanzan a
llegar. Gente moviéndose de un lado a otro por la entrada donde ingresan
grandes camiones con infinidad de materiales que alimentan la insaciable
necesidad de renovarse y expandirse en sus entrañas. Jovencísimos médicos o
aspirantes a médicos caminan con paso semilento y soñando con llegar a casa a
dormir un poco. Herreros soldando estructuras de las que parecen que manara
sangre pero solo están pintadas de rojo, hasta ellas tienen vida. Contradicción
chocante de la muerte, el pasillo largo lleva a los elevadores que no soportan
más de lo recomendado: su destino, 10 pisos que albergan la onda tristeza del
fracaso de la salud, enfermos de todo tipo y de todas edades.
Piso 1. Niños fracturados y recién
salidos de la plancha de operaciones. Padres angustiados por problemas legales.
Descuido real o mal atendidos, pero permanecen en el piso medicina legal.
Piso 2. Niños dializados con aspecto
poco saludable. Nefrología es el nombre técnico que se utiliza para estos
casos.
Piso 3. Me dirijo a mi lugar de trabajo.
Ortopedia, traumatología, neurología y cardiología bautizan este piso.
Este es mi lugar de trabajo. Soy maestra
y a diario recorro estos paisajes humanos. Abro la puerta del aula ubicada en
el piso 3 del viejo Fray Antonio Alcalde. Sillas para niños de preescolar yacen
intactas en su lugar, pero no guardan polvo, pues a pesar de las diálisis, las
fracturas, los maltratos y la muerte que se esconde debajo de cada respiración,
este espacio es óptimo pues está lleno de herramientas para que los niños y
adolescentes –siempre presentes también- tomen clases y utilicen los materiales
que cobran vida en las manos jóvenes y enfermas: computadoras, libros, instrumentos
musicales, lápices de colores, reglas, crayones y pizarrones; para así seguir
con el aprendizaje que la enfermedad, de alguna manera, corto. El conocimiento
está en todos lados, aún cuando el hospital, sea la última residencia de
muchos.
Atiendo a los niños de nivel preescolar.
Tengo una Lic. en Educación Preescolar y Maestría en Ciencias de la Educación,
mi compañera, es Lic. en Educación Especial y Mtra. en Terapia Familiar; ella
atiende a los niños de 2° y 3° ciclo de primaria y a los jóvenes de secundaria.
Por las tardes una docente de educación primaria atiende el 1º ciclo de
primaria.
El aula hospitalaria cuenta con material
didáctico para el nivel preescolar, libros de texto de educación básica,
material de papelería, televisión, DVD, computadoras de escritorio, y lap top
para el trabajo con los alumnos. También se proporcionan al aula, videos de
películas que la Secretaría de Educación Jalisco realiza para el apoyo a los
docentes con temas como: “el adolescente y la sexualidad”. Así mismo, se cuenta
con programas educativos como, “vamos a jugar con pipo”, que apoyan el trabajo
educativo. El aula cuenta con libreros, sillas y mesas, tanto para preescolar,
como para los niveles educativos posteriores.
La organización del centro de trabajo
gira en torno a las dos maestras que laboramos en el mismo, con la coordinación
de la Lic. Josefina Talavera quien es la coordinadora del programa.
Los horarios son acordados a partir de
las necesidades y a la demanda de alumnos que tenemos día con día. Mi jornada
de trabajo es de 9:00 a 15:00 hrs. Todos los días antes de comenzar las
actividades “paso visita” a los cuartos en donde los niños se encuentran
hospitalizados. Registro el nombre del niño, la cama asignada, el piso, la edad
y el año escolar al que pertenece. Al mismo tiempo, los invito a ir al aula. En
el horario de 10:00 a 12:00 hrs atiendo a los niños que pueden levantarse de su
cama y asistir al aula hospitalaria, de 12:00 a 14:00 hrs atiendo a los niños
que no pueden asistir por recomendación del médico; por lo que brindo la
atención educativa en su cama.
Trabajo con un
planeación igual a la que se realiza en un aula de preescolar. Diseño proyectos
o secuencia didácticas que se trabajan durante quince días y que se sustentan
en la metodología multigrado, ya que atiendo a niños de preescolar de los tres
grados al mismo tiempo. Durante el trabajo diario con los niños se hacen
adecuaciones al momento de atenderlos, ya que se tiene que aumentar o disminuir
el nivel de dificultad debido a que la población infantil con la que trabajo
cambia constantemente. El programa Sigamos aprendiendo... en el hospital,
nos señala que los viernes se realicen actividades lúdicas y recreativas, por
lo que diseño dentro del proyecto actividades específicas para este día.
Nuestro
centro de trabajo no cuenta con una clave como la tienen las escuelas regulares
de educación básica; es una clave especial que expidió Registro y Certificación
de la SEP. Con esta clave, los niños que no se encuentran inscritos en una
escuela, son inscritos en el aula hospitalaria. A los niños que sí están
inscritos en una escuela y que atendemos en el programa, les brindamos una constancia
expedida por la Dirección de Programas para el Desarrollo y Bienestar Escolar
de la SEP.
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